martes, 12 de mayo de 2020

Tenemos que ser como nos sentimos


¡Hola a todos/as!

En la entrada del día de hoy hablaré haciendo referencia al vídeo de “Vestido nuevo” de Sergi Pérez. Este corto también tuve la oportunidad de visualizarlo en otra asignatura y me parece que es un vídeo que da que pensar y, sobretodo, reflexionar con respecto a la transexualidad y como se vive actualmente en nuestra sociedad.

Desde un primer momento podemos ver como Mario habla de lo mucho que disfruta el día de carnaval y sobre como es un día en el que cada quien puede decidir cómo ir al colegio. Desde mi punto de vista, considero que a Mario le gusta tanto el carnaval porque es el único momento en el que puede mostrarse como realmente es, sin tapujos ni prejuicios, pues es un “excusa” para explicar la vestimenta que lleva puesta, la celebración de una festividad. Es un día en el que puede sentirse libre por un momento, sin preocuparse por los comentarios que puedan llegar a hacerle con respecto a cómo se ve a sí mismo.

En relación a si la actuación del profesorado y del personal de administración es la correcta o no, creo que no tomaron la mejor postura ni actuaron de la mejor manera. Podemos ver claramente como la maestra no tenía ni idea de cómo reaccionar ni afrontar la situación que estaba viviendo por lo que simplemente se limito a decir que el niño iba “vestido de niña”, como si a estas alturas de verdad fuese necesario categorizar aquello que es considerado como ropa de niña o de niño, únicamente por seguir con los estándares de lo que esta socialmente aceptado o lo que es “correcto” para un niño y para una niña.

Por otra parte, se puede observar cómo el director culpa directamente a la familia por el comportamiento que está mostrando Mario. Más concretamente se culpa al padre de este, ya que lo primero que hacen es reprocharle el hecho de cómo no se da cuenta que ha salido así vestido de casa y de no haberle acompañado al colegio.  El padre del niño me genera cierto desconcierto, pues por una parte se puede ver como siente vergüenza ante el hecho de que su hijo este vestido con la ropa de su hermana en el colegio, pero también cuando sale de la dirección, a pesar de que intenta ocultar su vestimenta dándole su saco, lo ve con ternura y, a mi parecer, también con un poco de lástima y tristeza debido a que se siente mal por el hecho de que su hijo este recibiendo tantas críticas y acoso, tanto por parte de sus compañeros/as de clase como del profesorado. Creo que todos estamos de acuerdo en que la reacción del padre no fue la mejor de todas ni la más esperada y en que, quizás, aunque los demás no estén de acuerdo con la apariencia de su hijo, debería de haberlo apoyado, aceptado y amado tal y como es y, sobretodo, defendido, sin hacerle sentir como que estaba haciendo algo malo por expresar sus deseos y por mostrarse tal y como es.

Con respecto a la conducta mostrada por sus compañeros/as, podemos ver que hay una gran intolerancia a lo diferente, al cambio. Son conductas de desconocimiento y miedo, además de ser inadecuadas e irrespetuosas. También se reflejan las creencias, los valores y la cultura que se les han sido inculcados, ya sea en casa o en el mismo centro, pues todos sabemos que las personas no nacemos odiando a nada ni a nadie sino que, simplemente, se puede decir que, “aprendemos” a hacerlo.  Asimismo, hay que tener en cuenta que siempre los más pequeños/as repiten lo que han ido escuchando en casa por lo que si nos ponemos a pensar en el niño que se dirigió a Mario como “maricón”, nos hace entender que lo más probable sea que dentro de su ámbito familiar existe una tolerancia cero a este tipo de situaciones.

Ahora, en cuanto al comportamiento de Mario sobre su orientación sexual y su identidad de género, se puede ver claramente cómo este se siente más cómodo al vestirse con ropa de niña y al pintarse las uñas. También podemos observar como él tiene claro lo que quiere, pero a la vez siente miedo por las opiniones de los demás y por ello ansia tanto la llegada del carnaval. En estos casos lo más lógico y recomendable sería hablar directamente con Mario y no asumir ni sacar conclusiones para, de esta manera, saber cómo se siente. Aunque ya tengamos más o menos una idea clara de lo que sucede, es mejor hablarlo para que el niño también se sienta cómodo y tranquilo.

Por último, este tipo de situaciones se llegaron a hablar en el centro donde realicé las prácticas. No se había dado el caso, pero sí que se planteo un plan de acción en el hipotético caso de que sucediese que un niño o niña no se sintiera identificado/a con su sexo, sino con el sexo contrario (en la charla habían planteado si el niño/a quisiese ir al baño del sexo contario al suyo, ¿que se debería hacer?). Obviamente, se llegó a la conclusión de que el tema sería tratado con normalidad y que se le permitiría ir al que se sintiese más cómodo/a, sin obligarle a ir al que “pertenece” según su sexo. Asimismo, se hablaría tanto con los compañeros y compañeras del alumno/a como con la familia para que la situación fuese vista con naturalidad.

En conclusión, considero que este tipo de situaciones deben ser vistas como oportunidades de aprendizaje, pues podemos trabajar la empatía, el respeto, la tolerancia, el conocimiento de sí mismo, la diversidad y la libertad. Sobre todo la libertad de expresión, que es algo que muchas veces no se llega a conseguir del todo dentro de la sociedad en la que vivimos debido a la cantidad de prejuicios existentes.

- Oriana C. Freites Sousa

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